¿Cómo intervenir?

Ningún estudio científico riguroso ha demostrado que un enfoque o estrategia determinados permitan reducir efectiva y constantemente el uso indebido de drogas a largo plazo. No obstante, hay un cierto consenso entre los expertos, los especialistas y los propios jóvenes sobre los tipos de elementos que hay que tener en cuenta cuando se formulan programas de prevención para los jóvenes:


a) No todos los jóvenes son iguales ni son igualmente vulnerables. Las estrategias deben estar cuidadosamente adaptadas a grupos destinatarios claramente definidos.

b) El empleo de estrategias totalmente diferentes probablemente sea la mejor forma de encarar el problema del uso indebido de drogas. En un entorno ideal, deben combinar el enfoque de conocimientos/actitudes/comportamiento con la promoción de la salud, y el aumento de la confianza en sí mismo y la capacidad de resistencia.


c) Las estrategias deben tratar de alentar la fortaleza individual y las cosas que protegen a los individuos en entornos y situaciones de estrés, y deben procurar ofrecer a los jóvenes un conjunto de aptitudes específicas para resistir la presión de sus pares para que usen drogas, por ejemplo en las comunicaciones o relaciones con otros jóvenes. También es importante ofrecer a los jóvenes oportunidades accesibles y de bajo costo para que puedan reunirse, cultivar una apreciación de las artes, practicar deportes y participar en actividades que constituyan desafíos para desarrollar la confianza en sí mismos.

d) Los jóvenes de la comunidad destinataria deben participar en todas las etapas de la formulación del programa de prevención.

e) La prevención no debe estar dirigida a una sola droga sino que debe tratar, dentro del concepto amplio de la promoción de la salud, el uso indebido de sustancias en general, incluidos el tabaco, el alcohol y los inhalantes;

f) Los jóvenes suelen ser receptivos a nueva información que sea fáctica y no contradiga cada parte de su experiencia personal con drogas. Las tácticas del miedo reducen la confianza que puedan tener los jóvenes en los consejos de los adultos y, en algunos casos, hasta alientan un comportamiento de riesgo.

g) Los programas de prevención deben incluir a la familia y a la comunidad en general, a fin de reforzar la información que se comunica a los jóvenes en el contexto de las actividades de prevención.